"Rezar" es repetir incesantemente un rezo, como lo sería, por ejemplo, el "Avemaría" o el "Padrenuestro", sin mayor exigencia que la propia repetición, tratándose generalmente de una proposición SUPLICATIVA.
Por el contrario, "orar" significa lograr establecer una comunicación directa con el Padre, con la Presencia YO SOY, comunicación para la cual se requiere de la orientación de la atención y de la proyección del sentimiento. Se trata de una proposición INVOCATIVA. Oras cuando te das cuenta de que estás manifestando la imperfección y, elevando la atención al Padre, dices: "Magna Presencia YO SOY, asume el mando y el control de mi mundo...., etc." No en vano Pablo nos exhortaba a "orar sin cesar", que es lo que se conoce como "la Práctica de la Presencia de Dios".
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